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IMQ Zorrotzaurre

Neurocirugía

Un equipo con tecnología de vanguardia para la cirugía cerebral y de columna

Neurocirugía

Neurocirugía

El equipo de profesionales que conformamos la Unidad Asistencial de Neurocirugía de la Clínica IMQ Zorrotzaurre constituimos un servicio quirúrgico cuya finalidad es ofrecer una asistencia integral a pacientes con patología cerebral y de la columna vertebral. Asumimos el cuidado de cada paciente de forma conjunta (entre todos los componentes de la Unidad) para ofrecer la mejor estrategia terapéutica. Analizamos de forma minuciosa e individual cada caso, buscando una relación médico-paciente cercana y de confianza. También trabajamos codo con codo con otros especialistas para ofrecer respuestas multidisciplinares a problemas complejos que lo precisen.

La clínica IMQ Zorrotzaurre dispone de unas instalaciones que han sido diseñadas para asegurar una atención rápida y cómoda a todos nuestros enfermos. Entre ellas, cabe destacar que contamos con un quirófano de última generación, provisto con tecnología de vanguardia, una UCI dotada para el manejo del enfermo crítico y una unidad de hospitalización moderna que cuenta con personal cualificado para el cuidado del paciente en el periodo pre y postoperatorio. Además ofrecemos una actividad desde las Consultas Externas que permite responder de forma prácticamente inmediata a las necesidades de cada paciente.

Dentro del Servicio de Neurocirugía, a grandes rasgos, realizamos los siguientes procedimientos quirúrgicos:

  • Medicina regenerativa para el tratamiento de espalda (Plasma rico en factores de crecimiento)

  • Cirugía craneal y espinal asistida por neuronavegación para patología tumoral

  • Biopsia cerebral guiada por neuronavegación

  • Microcirugía cerebral y medular para patología tumoral, vascular o malformativa

  • Cirugía mínimamente invasiva para patología espinal degenerativa (hernia discal, estenosis de canal…)

  • Vertebroplastia y cifoplastia para fracturas vertebrales

  • Fijación vertebral percutánea o abierta para patología espinal degenerativa (espondilolistesis, estenosis de canal…)

  • Cirugía percutánea o abierta para neuralgia del trigémino

  • Diagnóstico y tratamiento de la hidrocefalia

  • Craneotomía para evacuación urgente de hemorragias cerebrales traumáticas y no traumáticas

Si bien para nuestro servicio la actividad quirúrgica tiene una importancia vital, es también cierto que presentamos una vertiente terapéutica médica, es decir, también tratamos a multitud de pacientes sin pasar por el quirófano. Entre ellos, podemos poner como ejemplo el manejo de las siguientes patologías:

  • Traumatismo Craneoencefálico

  • Hemorragia cerebral (intraparenquimatosa, subaracnoidea, intraventricular,…)

  • Infarto Hemorrágico Cerebral

Más información en el siguiente enlace: https://neurocirugiabilbao.com/

Tecnología

  • Microscopio quirúrgico

  • Neuronavegador

  • Aspirador ultrasónico

  • Fluoroscopio intraoperatorio

  • Motor neuroquirúrgico de alta velocidad

  • Monitorización neurofisiológica intraoperatoria

Equipo

Preguntas frecuentes

La medicina regenerativa personalizada para el tratamiento de los dolores de espalda emplea Plasma Rico en Factores de Crecimiento, que se obtiene a partir de la sangre del propio paciente. De esta forma, se obtiene un medicamento basado en las propiedades terapéuticas de los factores de crecimiento presentes en esta sangre. Este tratamiento está desarrollado por uno de los centros de investigación de mayor prestigio en el mundo:BTI Biotechnology Institute España.

Para infiltrar el plasma rico en factores de crecimiento en la zona afectada se lleva a cabo una sencilla intervención de quirófano con un ingreso cercano a las 4 horas.

 

Los principales beneficios de tratar los problemas de espalda con esta innovadora técnica de obtención e infiltración de plasma rico en factores de crecimiento son:

  • RETRASA el progreso de la degeneración articular

  • REDUCE la inflamación y el dolor

  • MEJORA la función y la movilidad

Una craneotomía es una técnica quirúrgica habitual en el día a día de nuestra especialidad. En ella, extraemos una parte del hueso del cráneo (colgajo óseo) con la finalidad de exponer la región concreta del cerebro que vamos a intervenir. Esa isla de hueso, se retira temporalmente y al finalizar de la cirugía se recoloca para darle nuevamente protección al cerebro y sus estructuras.

Las recomendaciones preoperatorias serán individualizadas para cada paciente y serán expuestas de una manera clara y precisa por parte del anestesista y el neurocirujano días antes de la intervención. De forma general, debe saber que el ingreso se realizará el mismo día de la cirugía y que es preciso que guarde un mínimo de 6 horas de ayuno (para sólidos y líquidos). Los fármacos anticoagulantes y/o antiagregantes (Sintrom, Adiro, Clopidogrel,…) deberán suspenderse días antes del procedimiento según especificaciones del especialista. Si le surge cualquier duda en relación a la preparación preoperatoria, no dude en ponerse en contacto con nosotros para resolverla.

Depende de cada caso concreto pero, como norma general, si no realizamos un procedimiento de fijación vertebral, los pacientes comienzan a levantarse de la cama y caminar al día siguiente de la intervención quirúrgica. Si existe un buen control del dolor, ese mismo día se propone el alta hospitalaria para seguimiento por consultas externas. Tras el alta, el paciente debe recobrar sus actividades cotidianas de forma progresiva durante semanas. Esta rápida recuperación es el objetivo principal de las técnicas mínimamente invasivas que llevamos a cabo para patologías como la hernia discal o la estenosis de canal.

Puede haber variaciones en relación a cada caso concreto pero, habitualmente, cuando realizamos cirugía mínimamente invasiva para tratar una hernia discal lumbar, el tiempo de ingreso postoperatorio suele ser de uno o dos días.

Pueden existir variaciones en relación a cada caso concreto. Habitualmente, cuando realizamos cirugía mínimamente invasiva para tratar una estenosis de canal lumbar, el tiempo de ingreso postoperatorio suele ser de uno o dos días. Si a la cirugía descompresiva añadimos el procedimiento de fijación vertebral, el periodo postoperatorio puede alargarse hasta los cinco o seis días.

Puede haber variaciones en relación a cada caso concreto pero, habitualmente, cuando realizamos cirugía mínimamente invasiva para tratar una hernia discal cervical, el tiempo de ingreso tras la intervención suele ser de dos días. En las primeras horas realizamos un control postoperatorio exhaustivo en la unidad de cuidados intensivos y, una vez descartadas complicaciones, el paciente sube a planta de hospitalización donde permanece hasta el alta definitiva.

La mayor parte de pacientes con hernia discal lumbar evolucionan de forma satisfactoria con tratamiento conservador (analgesia, fisioterapia,…). Aquellos que no mejoren con el tratamiento anterior o presenten pérdida de fuerza o síndrome de cauda equina serán los casos en los que plantearemos cirugía. Menos del 20% de pacientes que presentan una hernia discal lumbar requieren intervención quirúrgica.

Se han producido multitud de avances en el campo de la Neurocirugía tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de nuestros pacientes en los últimos años. La evolución constante en la adquisición de imágenes preoperatorias, encabezado por las técnicas de RNM, nos permite hacer una evaluación 2D y 3D preoperatoria cada vez más precisa y real. La cirugía asistida por ordenador (neuronavegadores) nos permite disponer de esas mismas imágenes en el propio quirófano, sirviendo como un GPS que nos sitúa a tiempo real dentro de las estructuras de cada paciente. El desarrollo de los microscopios quirúrgicos nos permite una mejor visión, con más aumentos y con una iluminación más potente. Los nuevos aspiradores ultrasónicos permiten romper los tumores por ultrasonido sin dañar tejido cerebral circundante. Estos son solo unos cuantos ejemplos de los beneficios que nos aportan las nuevas tecnologías en el día a día de nuestra especialidad. En resumen, nos permiten realizar procedimientos cada vez más complejos consiguiendo a su vez minimizar los riesgos.

Un aneurisma cerebral es una dilatación en forma de globo que surge en las bifurcaciones de las arterias cerebrales. La pared del aneurisma es mucho más débil que la pared de una arteria saludable y esto provoca que exista un riesgo de rotura, pudiendo producir una hemorragia cerebral grave.

La evaluación terapéutica de un aneurisma cerebral debe ser individualizada para cada paciente. El riesgo de ruptura viene marcado principalmente por el tamaño y el ritmo de crecimiento del aneurisma. Otros factores que influyen son la localización, morfología, la existencia de aneurismas múltiples, el tabaquismo, la hipertensión arterial, etc. Con todos estos datos, establecemos el riesgo individual de cada paciente. Si consideramos al aneurisma de bajo riesgo, optamos por un manejo conservador, realizando controles periódicos del aneurisma. En cambio, si consideramos que el aneurisma presenta un elevado riesgo de ruptura, evaluamos el caso en conjunto con los neurorradiólogos intervencionistas y ofrecemos al paciente la vía terapéutica más segura y definitiva para su caso concreto, ya sea vía endovascular o con cirugía abierta.

El tratamiento de la neuralgia del trigémino se basa en dos pilares, el tratamiento farmacológico y el quirúrgico. En todos los casos se debe comenzar por el tratamiento farmacológico (principalmente Carbamazepina). En una minoría de pacientes, la neuralgia es refractaria a éste tratamiento. Para ellos, como medida terapéutica de segunda línea, existen dos tipos de técnica quirúrgica:

  • Las técnicas percutáneas se basan en la , ya sea por inyección de glicerol, por radiofrecuencia o por compresión con balón. También se puede alcanzar el mismo objetivo gracias a la radiocirugía.

  • La descompresión microvascular es el tratamiento quirúrgico de elección ya que es el que ofrece mejores resultados. También es el más agresivo ya que implica someter al paciente a una cirugía craneal. Consiste en separar, mediante técnicas microquirúrgicas, el nervio trigémino de la vena o arteria que lo presiona.

El diagnóstico de la hidrocefalia se apoya en pruebas de imagen y pruebas funcionales:

  • Tomografía Computerizada (TC) o Resonancia Magnética (RM) cerebral: En ambas pruebas de imagen se objetiva dilatación ventricular descartando atrofia de las circunvoluciones cerebrales.

  • Drenaje Lumbar o Punción Lumbar Evacuadora: Consiste en extraer una cantidad determinada de líquido cefalorraquídeo a nivel lumbar. La mejoría clínica (desaparición de los síntomas) tras este procedimiento apoya el diagnóstico de hidrocefalia normotensiva

El tratamiento de elección para esta patología es neuroquirúrgico. La cirugía consiste en colocar un tubo bajo la piel que elimine el exceso de líquido de los ventrículos cerebrales y lo envíe al peritoneo. Este tubo se denomina Válvula de Derivación Ventrículo-Peritoneal.

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